En la lucha contra el cambio climático todos debemos estar implicados. Desde los ciudadanos, a los gobernantes, pasando por las empresas. No solo las grandes corporaciones tienen que tomar medidas, también las PYMES deben y pueden librar esta batalla, ¿pero cómo?
Hay varias vías y una de ellas es controlar la cantidad de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que emiten de forma directa o indirecta, a través de su actividad, de los procesos o los productos que utilizan o fabrican. Las instalaciones también son fuentes de contaminación, bien por su funcionamiento o por las emisiones asociadas a la construcción de los edificios. En definitiva, todo tiene un coste medioambiental.
España y México
¿Cómo se gestiona la huella de carbono en países como España y México? En el caso español existe el “Registro de Huella de Carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono”, que incluye tres secciones en las que se inscriben los esfuerzos realizados por las entidades que pueden ser: sección de huella de carbono y de compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, sección de proyectos de absorción de dióxido de carbono y sección de compensación de huella de carbono. Pueden registrarse personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, y trabajadores autónomos. Esta actuación es voluntariay está regulada por el Real Decreto 163/2014, de 14 de marzo.
México ha sido el primer país de América Latina en contar con un programa de gestión de emisiones de GEI. El “Registro Voluntario de Emisiones: Programa GEI México” está liderado por la Comisión de Estudios del Sector Privado para el Desarrollo Sustentable (CESPEDES) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). Se desarrolló con el apoyo técnico del “World Resources Institute” y del “World Business Council for Sustainable Development”. Al igual que en España, se trata de un programa voluntario de contabilidad y reporte de gases de efecto invernadero y de promoción de proyectos de reducción de estas emisiones.
Pasos a seguir
Lo primero que hay que hacer es calcular la huella de carbono. Para ello hay que elegir el año de cálculo y establecer un sistema de recogida de información: qué departamentos van a recopilarla, determinar las fuentes emisoras de GEI, hacer acopio de registros como facturas, etc. El cálculo puede realizarse a través de distintas normas internacionales ISO, GHG Protocol, entre otras. Aunque en Internet pueden encontrarse calculadoras, siempre es recomendable ponerse en manos de expertos, especialmente cuando estos datos tengan que ser verificados por una organización acreditada.
Su empresa no necesitará que los cálculos sean cotejados por terceros cuando:
- Su organización sea una PYME, ONG o forme parte de la Administración.
- No cuente con emisiones de proceso para el desarrollo de su actividad.
- Solo desee registrar las emisiones directas de alcances 1, por ejemplo, las derivadas del uso de combustibles fósiles en maquinaria o vehículos de empresa, las procedentes de pérdidas de gases refrigerantes en los equipos de calefacción, entre otros.
- Solo inscriba las emisiones indirectas de alcance 2, las que dependen de la cantidad de energía requerida por la compañía como del mix energético de la red.
Tras la medición la empresa se compromete voluntariamente a compensar los gases de efecto invernadero, o bien, a reducirlos de forma directa. Con este fin elaborará un plan de reducción que contemple las medidas correctoras, así como una estimación de la disminución de emisiones que se conseguiría.
El siguiente vídeo expone cómo funciona el “Registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono” de España.
Cada vez es más frecuente que en la contratación pública las administraciones incluyan cláusulas de tipo medioambiental, como la certificación en huella de carbono, para poder optar a estos contratos. No se pierda en el corpus normativo. Grupo Acerta puede ayudarle en los procesos previos a la obtención de dicha certificación. Apueste por una economía baja en carbono.